Ejemplos de autocracia
La autocracia supone que la autoridad y el poder recaen en una única persona. De esta manera, aquel que manda puede imponer su parecer de acuerdo a su propia voluntad, sin que existan límites a sus decisiones.
Podemos encontrar muchos ejemplos históricos de autocracia. De hecho, cuando no existe una constitución ni organismos que puedan compensar el ejercicio del poder, el soberano siempre es un autócrata. Rusia, durante varios siglos, fue una autocracia dirigida por el zar. Iván IV comenzó a ostentar este título en 1547 y así lo siguieron haciendo más de una decena de gobernantes.
En 1721, el zar pasó a conocerse como emperador, cuando Pedro I asumió el mando de la nación, pese a que el término no quedó en desuso. La autocracia siguió vigente en Rusia hasta la revolución de 1917 que derrocó a Nicolás II.
En la época del gobierno de Luis XIV (1643–1715), por otra parte, Francia también era una autocracia. Este gobernante suele ser tomado como un ejemplo de la autocracia y de las monarquías absolutistas, ya que todo el poder recaía sobre su persona.
Más allá de la política, podemos encontrar ejemplos de autocracia en otros contextos. Si el dueño de una empresa toma todas las decisiones sin consultar ni escuchar a nadie, podrá ser calificado como autócrata. Lo mismo ocurrirá con el padre de familia que no acepta las opiniones de su esposa y sus hijos.
En estos casos, de todas formas, el mandato quedará limitado por la ley, ya que tanto el dueño de la empresa como el padre de familia podrían incurrir en delitos de acuerdo a cómo ejerzan su poder.