Ejemplos de hidrácidos
Los expertos en Química definen como hidrácidos a los ácidos que se componen con hidrógeno y algún halógeno. La nomenclatura empleada para distinguirlos sostiene que primero hay que identificar al elemento como ácido y a continuación nombrar al no metal con la terminación ‘hídrico’.
Las alternativas que se pueden hallar en este grupo son muchas, algunas de las cuales vamos a describir a continuación a modo de referencia.
El ácido sulfhídrico en disolución acuosa o sulfuro de hidrógeno, cuya fórmula es H2S, es un hidrácido que, combinado con bases fuertes, permite generar sales. Este elemento puede llegar a encontrarse en forma natural en gases volcánicos, aguas pantanosas, petróleo crudo y en aguas estancadas.
El ácido clorhídrico, por su parte, es una disolución acuosa del gas cloruro de hidrógeno que se caracteriza por ser altamente corrosiva y que, por lo general, se emplea como reactivo químico.
Al buscar más ejemplos que permitan conocer más sobre los ácidos hidrácidos aparecen además como opciones a tener en cuenta el ácido bromhídrico (un ácido fuerte con un elevado poder irritante, además de ser corrosivo y reaccionar de manera violenta frente a las bases) y el ácido cianhídrico (un hidrácido ternario que también se conoce como cianuro de hidrógeno, un elemento ligeramente ácido cuyas sales se conocen como cianuros), por agregar dos casos más.
Por último, es interesante tener presente que se define como sal hidrácida a los compuestos formados a partir de la combinación de un metal y un no metal que se obtienen al reemplazar con un metal al hidrógeno de un hidrácido.