Ejemplos de ebullición
Cuando se habla de ebullición (concepto que tiene su origen en el vocablo en latín ebullitĭo) la mayoría de la gente piensa inmediatamente en una olla con agua hirviendo ya que esta noción describe al proceso físico que se desarrolla por acción del calor y que produce que un líquido cualquiera pase a tener un estado gaseoso.
Sin embargo, son muchas las situaciones que se pueden asociar a la idea de ebullición, una palabra que también refiere a un momento de agitación, de alboroto y/o de convulsión.
Para demostrar en concreto en qué casos está bien considerado el uso de este término, pasemos a analizar cuestiones de la vida cotidiana en las cuales se emplea el concepto de ebullición.
En un periódico, por ejemplo, podrían aparecer en épocas electorales titulares como los siguientes: “Ebullición política en la ciudad”, “Los candidatos no son ajenos al clima de ebullición que se vive por estas horas”.
Frente a rumores de cambios económicos o de reglas que influyan sobre el ámbito financiero, asimismo, podrían aparecer expresiones como “El mercado, en estado de ebullición”, “Gremios en ebullición” o “La economía local, a punto de ebullición”.
En otros contextos, ‘ebullición’ puede destinarse a describir el alcance de una actividad volcánica (“El volcán está en plena ebullición desde el martes”); la trascendencia de un producto (“La soja vive un momento de ebullición por la demanda internacional”) o el nerviosismo por una noticia sorpresiva (“Los expertos trabajan contrarreloj para revertir el imprevisible inconveniente que provocó una gran ebullición dentro de la industria tecnológica”).