Ejemplos de fermentación
Se habla de fermentación (término derivado del latín fermentatĭo) cuando una sustancia, ánimo u objeto fermenta (es decir, se degrada por acción de los enzimas o bien, se altera o agita).
Se trata de un proceso de gran utilidad para diversos rubros e industrias, ya que por ejemplo resulta clave en la transformación del mosto para formar vino y en la producción de pan a partir de los cambios producidos en los carbohidratos.
Cabe resaltar también que existen varias clases de fermentaciones. Hay, por citar casos concretos, fermentaciones lácticas (desarrollada a partir de hongos y bacterias, basada en la oxidación parcial de la glucosa con el objetivo de conseguir energía) y fermentaciones de tipo alcohólico (las cuales se llevan a cabo sin presencia de aire cuando ciertos microorganismos actúan sobre los hidratos de carbono y posibilitan así la obtención de etanol, entre otras sustancias que se aprovechan en la elaboración de bebidas alcohólicas).
Claro que, además de las mencionadas, hay fermentaciones butíricas y otras que se denominan como fermentaciones acéticas. Las primeras se producen en ausencia de oxígeno por el accionar de una clase de bacteria (las Clostridium butyricum), que permite transformar los glúcidos en ácido butírico. Las segundas, en cambio, son procesos que desencadena un conjunto de bacterias aeróbicas y que dan como resultado la conversión del alcohol en ácido acético. Cuando, por ejemplo, se produce una fermentación acética del vino, aparece el líquido agrio que se conoce como vinagre. Según los expertos, la mayoría de los vinagres posee una notoria concentración en agua de ácido acético, así como hay algunos de origen natural que también incluyen ácido cítrico y ácido tartárico.