Ejemplos de paratextos
En un libro, una investigación o una nota periodística es habitual que haya paratextos, tal como se conoce a todos los elementos que enriquecen al texto principal y aportan mayor información acerca de su contenido.
De acuerdo a la teoría, el concepto nuclea a los títulos, subtítulos, índices, notas que se introducen a modo de aclaración, imágenes, glosarios, dedicatorias, epígrafes, prólogos y a todos aquellos recursos que resumen ideas, adelantan datos y amplían de alguna manera el alcance del texto en cuestión.
Cabe resaltar que los paratextos pueden ser clasificados según el origen y las particularidades que posean. De tener esto en cuenta, entonces, se puede hablar de epitextos y paratextos, así como también de paratextos editoriales (todas aquellas leyendas o agregados que introduce el editor de una obra) y paratextos de autor (los que dependen exclusivamente de quien crea, por ejemplo, un libro y desea firmarlo, dedicarlo o presentarlo a su manera).
A partir de las definiciones teóricas, es posible reconocer los paratextos presentes en todo tipo de propuesta que haya sido plasmada sobre un papel. Con el propósito de ayudarlos a comprender mejor esta noción, de todas formas, a continuación vamos a compartir con ustedes algunos casos concretos de paratextos.
– En un periódico, cada cuerpo de las notas aparece encabezado por un título y una bajada que resumen y presentan la información que será desarrollada líneas más adelante.
– En un libro, hay un título, un prólogo, notas de pie de página y un índice que organiza los capítulos, entre otros elementos que son considerados como paratextos.