Ejemplos de organismos autótrofos
Un organismo se describe como autótrofo, dicen los expertos en Biología, cuando está capacitado para generar por sí mismo sustancias orgánicas en base a elementos inorgánicos, tal como lo hacen las plantas que poseen clorofila mediante la fotosíntesis.
Cuando un organismo aprovecha la energía lumínica proveniente del sol para fijar el CO2 (es decir, dióxido de carbono), se lo considera fotoautótrofo. Dentro de esta categoría, además, es posible diferenciar a los fotoautótrofos terrestres como los árboles y gran parte de la vegetación que puede encontrarse en un campo o entorno boscoso de los fotoautótrofos acuáticos, como el caso de las cianobacterias y el de ciertas algas.
De ser un organismo que obtiene energía a partir de sustancias inorgánicas oxidadas y la destina al proceso metabólico respiratorio, en cambio, se lo denomina quimioautótrofo. Así ocurre, por ejemplo, con las bacterias aerobias que se encargan de oxidar azufre o bien elementos derivados de este elemento. Lo mismo ocurre con las bacterias que se dedican a oxidar compuestos que incluyen nitrógeno y con los microorganismos que convierten a los depósitos de carbonato de hierro en formaciones de óxido de hierro.
Resulta interesante tener en cuenta que, según indican aquellos que analizan y conocen las características de este tipo de organismos, los autótrofos constituyen el eslabón inicial de las cadenas tróficas y cumplen un rol esencial en la cadena alimenticia debido a que aprovechan las sustancias inorgánicas para obtener moléculas de carácter orgánico importantes para el desarrollo de numerosas funciones biológicas. La energía de los autótrofos, además, es aprovechada por los organismos heterótrofos.