Ejemplos de mitos cosmogónicos
Un mito cosmogónico es aquella narración difundida, ya sea de forma oral o escrita, por diversas generaciones en la cual abundan los personajes de raíz heroica o divina y existe una especie de explicación para el origen del universo y el surgimiento de la humanidad.
Hesíodo, por ejemplo, nutrió a la mitología griega por medio de “Teogonía”, una obra donde se asegura que lo primero que existió, antes incluso que los dioses y las fuerzas elementales, fue el Caos. En este contexto aparece, entre muchos otros, Urano, el dios primordial del cielo quien, según Hesíodo, fue castrado con una hoz adamantina y de la espuma que envolvió en el mar a sus genitales nació Afrodita.
Como ejemplo de mito cosmogónico también puede citarse a la versión japonesa sobre la creación del Cielo y la Tierra, ya que dicha cultura posee su propia teoría legendaria del nacimiento del espacio celestial, el comienzo de la vida terrenal, la aparición de los dioses y hasta de la formación del archipiélago japonés.
De acuerdo al “Kojiki”, todo se inició con el movimiento de partículas que le pusieron fin al silencio reinante. Tras constituirse el cielo (Takamagahara), se estableció la Tierra y comenzaron a surgir los tres primeros dioses: Ame-no-mi-naka-nushi-no-kami, Taka-mi-musuhi-no-kami y Kami-musuhi-no-kami, mientras que poco después aparecieron Umashi-ashi-kabi-hikoji-no-kami y Ame-no-toko-tachi-no-kami. Las deidades, asegura el relato, fueron las responsables del nacimiento de sitios como la isla de Awaji y las islas gemelas Oki y Sado, entre otros.
Frente a los mitos cosmogónicos que surgieron a lo largo de los siglos, no se puede dejar de citar al huevo cósmico, un concepto interpretado por muchas culturas y civilizaciones como el punto de partida del universo y los seres que lo habitan.