Ejemplos de supersticiones
Las personas que creen en las supersticiones tienen conductas, reacciones y hábitos que están influidos por sus convicciones. Se alarman y sienten desesperación, por ejemplo, si se cruzan con un gato negro porque creen que es sinónimo de mala suerte. Tampoco se animan a pasar por debajo de una escalera ni a contraer matrimonio o viajar un martes 13.
Para evitar atraer energías negativas, asimismo, los supersticiosos acostumbran tocar una madera frente a pensamientos o dichos que podrían asociarse a algo malo y se perturban mucho si llegan a romper un espejo porque, de acuerdo a sus teorías, eso les significará siete años de mala suerte.
De buscar otras prácticas relacionadas a las supersticiones, cobrará relevancia la sal (ya que para el supersticioso, en caso de que alguien derrame sal debe tomar un poco con sus manos y arrojarla hacia atrás por encima de su hombro izquierdo para alejar la mala suerte) así como también se recordará que hay que cruzar los dedos en señal de suerte cada vez que se desea cumplir algo y tener éxito en ello.
Más supersticiones extendidas a lo largo del tiempo y las fronteras: evitar abrir un paraguas bajo techo, adoptar la estrategia de levantarse de la cama con el pie derecho para tener un día de buena suerte, usar como talismán una pata de conejo, no dejar que el novio vea el vestido que usará su novia en la boda para no tener mala suerte, no dejar que en la mesa de Navidad haya un número impar de comensales, etc.