Ejemplos de creencias
Cada persona, de acuerdo a cómo ha sido criado y el contexto en el que crece, desarrolla a lo largo de su vida diferentes creencias. Al creer, es decir, confiar en algo o alguien, respaldar una teoría, dar crédito a una información y dar por seguro un dato, se genera una creencia vinculada a diferentes temáticas, disciplinas o ámbitos.
Las creencias no siempre tienen bases empíricas (o dicho de otro modo, surgen al comprobar experiencias o como consecuencia de técnicas precisas como ocurre en la ciencia). La religión, al ampararse en dogmas, impulsa creencias enmarcadas en la fe.
Hay, a la vez, creencias cerradas porque únicamente permiten el juego del debate, las opiniones y las discusiones entre ciertos expertos en la materia (como se advierte frente las creencias políticas y las creencias esotéricas) y creencias abiertas (puede involucrar a todo individuo que apele a fundamentos lógicos, como con las creencias históricas y las creencias científicas).
Tampoco se pueden dejar de mencionar a las creencias populares a partir de mitos, leyendas urbanas y datos que se difunden y terminan por convencer de algo a un gran número de gente. Por señalar algunas posibilidades: hay creencias relacionadas al sueño que muchas veces conducen a hábitos que dificultan la posibilidad de dormir; creencias prejuiciosas que atribuyen cualidades negativas a un sector de la población por su origen, elección sexual, apariencia física, etc y creencias alimenticias sobre la conveniencia de consumir ciertos productos o evitar otros que confunden y no tienen fundamentos que los respalden de manera fehaciente.