Ejemplos de aliteración
La aliteración, dice la Real Academia Española (RAE), consiste en la repetición notoria del mismo o de los mismos fonemas (en especial aquellos consonánticos) que se presentan en una frase. El término, además, se utiliza para definir a la figura retórica que enriquece a una estructura poética y contribuye a dotar de expresividad a un verso.
Como ejemplos de este recurso que también aparece en los trabalenguas y se utiliza para enseñar a un niño a pronunciar ciertos sonidos pueden citarse “Erre con erre guitarra; erre con erre carril; rápido ruedan los carros, rápido ruedan las ruedas del ferrocarril”, “El que poco coco come, poco coco compra”, “Oye el sórdido son de la resaca, infame turba de nocturnas aves” (Luis de Góngora) y “Si yo como como como, y tú comes como comes. ¿Cómo comes como como, si yo como como como?”.
Por fuera de las frases y versos conocidos popularmente por la literatura o los ejercicios infantiles, es posible también citar casos de aliteración inventados por uno mismo en la vida cotidiana. De este entretenido desafío que estimula la imaginación, por ejemplo, pueden surgir expresiones como “¡Dame damascos, Damián!”, “Ana analiza izar arcos cosidos dos veces”, “Aurora ahora ora”, “Marta tartamudea de a ratos”, “Mónica y Carina juegan con harina”, “Raúl, el baúl lo tiene Saúl”, “Aldo toma caldo con Osvaldo”, “Ato mi gato y busco al pato”, “La tuerta cayó muerta en la puerta”, “Me saco el saco y se lo doy a Paco” y “Cayó un rayo en mayo”.