Ejemplos de antónimos
Los antónimos, a diferencia de los sinónimos (relación de semejanza que se establece entre los significados de dos o más palabras) son vocablos que, al ser comparados, dejan al descubierto ideas opuestas.
Dentro de este conjunto de términos es posible descubrir tres categorías: la de los antónimos graduales, la de antónimos complementarios y la de antónimos recíprocos.
Los primeros se caracterizan por evidenciar una gradación (tal como ocurre con enorme y diminuto ya que entre ambos puede existir la posibilidad de mediano), los segundos se reconocen porque el significado de uno elimina el del otro (razón por la cual son incompatibles, como sucede con vivo y muerto) y los restantes sobresalen porque, si bien son opuestos, se necesitan mutuamente para existir, tal como ocurre con padre e hijo.
En la vida cotidiana, como podrán advertir si prestan atención a las cosas que los rodean y a los conocimientos que pueden llegar a asimilar a diario, es posible hallar numerosos ejemplos concretos de antónimos. Una sábana, por citar un objeto presente en todos los hogares, puede ser blanca y, por el contrario, los almohadones ser negros. Como se trata de antónimos graduales, entre ambos colores opuestos puede existir el gris.
Gordo / Flaco; Frío / Caliente; Lluvioso / Soleado; Limpio / Sucio; Rápido / Lento; Amor / Odio; Seco / Mojado; Simple / Complejo; Felicidad / Tristeza; Antiguo / Moderno; Bueno / Malo y Rico / Pobre son otros de los antónimos que hemos descubierto en esta ocasión, pero si investigan un poco más al respecto seguro que encontrarán muchos otros ejemplos de esta clase de palabras.