Ejemplos de epidemia
Si nos remitimos a la teoría, encontraremos que se llama epidemia a la propagación masiva de una enfermedad en una determinada región y en un periodo determinado. Una epidemia, por lo tanto, es un trastorno de salud que afecta a mucha gente de manera simultánea.
Podemos encontrar numerosos ejemplos de epidemia a lo largo de la historia. En 1679, se desarrolló una epidemia de peste bubónica en la ciudad austriaca de Viena que dejó como saldo unos 76.000 fallecidos. La peste bubónica es una enfermedad causada por la Yersinia pestis, una bacteria que tiene a las pulgas como portadoras. Las pulgas, a su vez, suelen afectar a los roedores y a otros animales. En este caso, la proliferación de ratas en Viena desató la terrible epidemia.
Otro ejemplo de epidemia tuvo lugar en Buenos Aires (Argentina) a mediados del siglo XIX. En aquellos años, la capital argentina atravesó cuatro epidemias de fiebre amarilla. La más grave se produjo en 1871 y provocó la muerte del 8% de la población. El causante de la fiebre amarilla es un virus que portan ciertos mosquitos: cuando el insecto portador pica a una persona, le transmite el virus y puede desencadenar la enfermedad. En la epidemia de 1871, los historiadores creen que se propagó con el regreso a la ciudad de los soldados que habían combatido en la Guerra de la Triple Alianza.
Más cerca en el tiempo, a fines de 2013, se desarrolló una epidemia de ébola que surgió en Guinea y luego se extendió a otros países del continente e incluso de América y de Europa. El ébola, una enfermedad viral que se contrae al entrar en contacto con fluidos de animales enfermos, causó entonces unas 5.000 muertes.