Ejemplos de debilidades
La Real Academia Española (RAE) presenta al término debilidad (derivado del latín debilĭtas) como la carencia de vigor o fuerza física de un organismo, aunque también lo vincula a la falta de energía en el temperamento o ánimo del ser humano.
En otro contexto, el vocablo puede ser utilizado como sinónimo de afecto o preferencia hacia algo o alguien, ya que es habitual que se pronuncien frases como “Siento una gran debilidad por mi sobrino más pequeño”, “Su mayor debilidad era esa niña de cara angelical” o “Mi esposa tiene debilidad por el chocolate”.
Cabe destacar también que las debilidades pueden ser clasificadas como físicas (debilidad muscular o debilidad motriz a causa de una enfermedad o factor hereditario) o psíquicas (debilidad mental o debilidad emocional).
Por otra parte, es importante recordar que así como en un ser humano se pueden reconocer fortalezas, también es posible identificar debilidades. En relación a este último grupo es posible citar a la autoestima baja, la timidez y las posibles dificultades para afrontar y resolver los problemas.
En una empresa, por otra parte, se pueden mencionar como debilidades a todas aquellas cuestiones asociadas a inconvenientes internos que entorpecen el buen desarrollo del negocio. Los recursos insuficientes, la falta de motivación del personal o la resistencia corporativa para adaptarse a nuevos escenarios y la incapacidad de responder en tiempo y forma a situaciones imprevistas son, en este contexto, puntos que bien pueden plantearse como debilidades.
Como resulta evidente, se trata de un vocablo de significado amplio que puede ser utilizado de diversas formas en función de los objetivos de quien lo emplea en su mensaje.