Ejemplos de actos fallidos
Cualquiera de nosotros está expuesto a cometer un acto fallido. Así se define al error involuntario que nos lleva a expresar algo contrario a aquello que, en realidad, pretendíamos señalar de manera consciente.
Los actos fallidos pueden manifestarse a través de omisiones, el uso de palabras que no se ajustan al contexto y hasta por medio de acciones o gestos que dejan en evidencia nuestra equivocación por fuerzas del plano inconsciente.
Por mencionar un caso puntual que permite comprender qué es, en la práctica, un acto fallido: un jugador de fútbol que suele generar polémicas por su rebeldía dentro y fuera de la cancha, rodeado de periodistas que lo llenan de preguntas y cuestionamientos por sus actitudes, declara: “No tengo ganas de jugar…” e inmediatamente, dándose cuenta de su “acto fallido”, intenta arreglar su discurso con “digo, de dar declaraciones”.
Según qué se manifieste y en qué marco suceda el acto fallido, el error puede generar mucha vergüenza en quien lo padece pero ser divertido para el público o audiencia. En este sentido, no podemos dejar de recordar el acto fallido del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, quien en pleno discurso formal se confundió y en vez de “peces y panes” como intentó resaltar tras su lapsus señaló que Cristo “multiplicó los penes”.
También, claro, un acto fallido puede generar controversia y revuelo social ya que puede ocurrir que un político se muestre convencido de presentarse en una próxima elección pese a sugerir que el sistema de votación es fraudulento y trate de respaldar sus convicciones con frases como “Hay mucha gente que me robó, digo, votó en los últimos comicios y desde entonces sé que no tengo que bajar los brazos”.