Ejemplos de alimentos fortificados
Se conoce como alimento fortificado a todos los productos alimenticios (es decir, aptos para el consumo humano) a los cuales se les añaden nutrientes para potenciar su poder nutricional y reforzar sus riquezas naturales a fin de ofrecer resultados saludables y poder aportar beneficios en el marco de una dieta equilibrada.
Por lo general se suelen fortificar lácteos, pastas, galletitas, cereales y panificados. El caso más común, tal vez porque se les da mucha publicidad a los refuerzos que le incluyen, es el de la leche fortificada con calcio y distintas clases de vitaminas. También es usual que se fortifique el yogur para que el aporte de vitaminas y minerales sea mayor respecto a productos similares pero no fortificados.
El aceite de cocina es otro alimento que suele fortificarse para incrementar sus beneficios nutricionales, en este caso, con Omega 3. El azúcar y la sal de mesa son otros productos que pueden incluirse en el grupo de alimentos fortificados, ya que para estos fines se suele apelar al hierro para la primera opción y al yodo para reforzar la sustancia que se aprovecha para sazonar las comidas.
Si buscamos opciones en materia de arroz, por ejemplo, encontraremos alternativas que están fortificadas con hierro. Lo mismo sucede con los fideos fortificados y con ciertos jugos en polvo, que están fortificados con calcio y vitamina D, por describir otras posibilidades.
Más allá de las variedades descriptas en los párrafos anteriores, existen también las harinas fortificadas. Es posible hallar marcas, por ejemplo, que ofrecen harina de trigo fortificada con ácido fólico y harinas fortificadas con calcio.