Ejemplos de anfibios
El vocablo latino amphibĭus (surgido a partir de un término griego) es la palabra que impulsó el concepto que, hoy en día, conocemos en español como anfibio.
Esta noción sirve para describir a aquellos animales que están capacitados y en condiciones de subsistir tanto en tierra firme como en entornos acuáticos. De aplicarse como adjetivo a un medio de transporte, tendrá un significado similar ya que hablará de un vehículo que puede desplazarse en superficies aéreas, terrestres y acuáticas. Asimismo, se la puede aprovechar para mencionar a especies de plantas que pueden desarrollarse debajo del agua o en tierra.
Ahora que ya citamos la teoría, añadiremos algunos casos puntuales que permitan aprender o recordar qué clase de organismos u objetos pueden incluirse dentro del grupo de los anfibios.
Un avión anfibio, por ejemplo, es aquel que gracias a su estructura y a sus componentes permite realizar las maniobras de despegue y aterrizaje no sólo en la pista de un aeródromo sino también en el medio del mar. Los buques de asalto anfibios, por su parte, son aquellos preparados para enfrentamientos bélicos que pueden garantizar el desembarco de la tripulación aún en ausencia de muelles o puertos.
La salamandra común, en cambio, es un animal que integra el conjunto de los anfibios porque, aunque suele pasar gran parte de su vida en la tierra, acude al agua para tener allí a sus descendientes. Las ranas, los sapos y las cecilias (tal como se acostumbra llamar a un animal similar a una serpiente que vive en áreas tropicales de gran humedad) son otras especies que pertenecen a la numerosa familia anfibia.