Ejemplos de buenos modales
Un ser humano, en base a la educación que reciba y a la clase de comportamientos que desarrolle a lo largo de su vida, puede destacarse en público por sus buenos o malos modales.
Cuando se demuestra respeto a nivel social y se tienen consideraciones hacia el prójimo, cuando al interactuar con otros individuos se evidencian conductas positivas y dignas de ser imitadas y cuando la cortesía se refleja en las acciones, entonces se puede hablar de buenos modales.
Solicitar algo a través de un “por favor”, dar las gracias al obtener cosas y/o servicios (se hayan pedido o no), pedir permiso cuando se intenta avanzar por un sitio repleto de gente, respetar la privacidad de los demás, saludar a los presentes al ingresar a cualquier lugar (aún cuando se trate de desconocidos) y ceder el asiento en los autobuses a embarazadas, discapacitados y/o personas mayores son, entre otros, ejemplos concretos de buenos modales.
Claro que el listado de buenos modales no se limita a los mencionados. En él también están incluídas prácticas como las de ser caballero con una mujer (y reflejarlo con gestos como el de abrirle la puerta del coche o el de correr la silla para que ella se siente en primer lugar), la de pedir perdón tras ocasionar daños de forma involuntaria, la de no hablar mientras se tiene la boca llena, la de ser amable frente a quienes se dirigen a nosotros y la de guardar silencio mientras otra persona habla, por citar algunas más.