Ejemplos de climogramas
Si sientes pasión por la actividad de los meteorólogos y quieres comenzar a descubrir las herramientas y recursos que les permiten realizar pronósticos y ofrecer información climática, un buen punto de inicio es empezar a entender qué es y para qué sirve un climograma.
Esta palabra, señalan los expertos en el tema, hace alusión a un gráfico en el cual aparecen representados los valores promedio de temperatura y pluviosidad registrados, durante un periodo específico, en un área determinada. Para recopilar estos datos se requiere el buen funcionamiento de una estación meteorológica.
Para elaborar un climograma se requiere marcar en uno de los ejes cada mes del año y, a la izquierda (según se estila) realizar una escala para el ítem temperatura (que se representará con puntos). A la derecha, en tanto, se vuelcan las marcas referidas a las precipitaciones mediante barras. Para completar el proceso, se deben unir con una línea todos los puntos vinculados a la temperatura a fin de trazar la curva de temperatura.
Supongamos que deseamos analizar los registros de lluvia y temperatura de la ciudad argentina de Buenos Aires. Para ello, confeccionamos un climograma simple (ayudándonos con una hoja de papel milimetrado o cuadriculado), donde a partir de los datos que ingresemos podremos comprobar que, salvo excepciones, en esta localidad ubicada en el hemisferio sur el nivel mínimo de precipitaciones tiene lugar en la temporada invernal. En este contexto, por lo tanto, podremos averiguar no sólo cuál es el mes más lluvioso sino también el más seco y la amplitud térmica a nivel anual.