Ejemplos de códigos QR
Hace algunos años se empezaron a utilizar en distintos ámbitos los llamados códigos QR. Esta expresión, también conocida como código de respuesta rápida, se origina en la denominación inglesa Quick Response Code.
Hoy en día, numerosos dispositivos móviles reconocen y leen estos códigos QR, razón por la cual se los emplea en múltiples contextos. Hay publicaciones impresas, por ejemplo, que incluyen códigos QR con fines publicitarios para que los usuarios, al escanearlo, puedan acceder a más contenidos de su interés.
Este recurso tecnológico también se aprovecha en algunos museos modernos para que, valiéndose de un teléfono inteligente capaz de interpretar y decodificar el código QR, los visitantes puedan tener acceso a más información respecto a una pintura, escultura, etc. (por ejemplo, cuándo fue presentada por primera vez, en qué se inspiró su autor para elaborar el trabajo o a quién fue dedicado). Algo similar ocurre en los bioparques o zoológicos, ya que en esos entornos los códigos QR invitan a descubrir más datos sobre los animales que se observan en cada punto del trayecto (cuándo llegó dicho ejemplar al lugar, quiénes son o fueron sus padres, qué cantidad de alimento ingiere por día, alguna particularidad que lo vuelva único).
Los amantes del buen vino, asimismo, pueden encontrar un código QR en la etiqueta de ciertas botellas para conocer detalles de las bondades y del proceso de elaboración de la bebida elegida.
Como se puede advertir al repasar los ejemplos anteriores, los códigos QR, de a poco, comienzan a hacerse presente en una amplia variedad de ámbitos.