Ejemplos de conservantes
Aquello que tiene las condiciones para garantizar que algo se conserve se define como conservante. Esta palabra, además, refiere a las sustancias que se añaden a ciertas bebidas y productos aptos para el consumo (como los alimentos y los medicamentos, por ejemplo) para lograr que duren más tiempo sin experimentar deterioros ni alteraciones de sabor, forma, estado ni calidad.
Es interesante tener presente que existen tanto conservantes naturales como artificiales, muchos de los cuales aparecen en la composición de innumerables productos de uso o aprovechamiento cotidiano.
A fin de retrasar el momento de la descomposición de las frutas, por describir un caso puntual, se suelen utilizar conservantes en mermeladas, jaleas, jugos y ensaladas frutales que se comercializan en latas. Un jugo frutal logra mantener su color característico gracias a un aditivo conocido como ácido ascórbico, una sustancia soluble en agua de características orgánicas que posee propiedades antioxidantes.
Otra clase de conservantes permiten extender la frescura de productos de repostería, para que los bocados, pasteles, tortas, galletas y otras exquisiteces dulces estén esponjosos, blandos y deliciosos por más tiempo.
Otro dato curioso sobre los conservantes: un grupo de investigadores ha descubierto que un aditivo de alimentos conocido como EDTA sirve, frente a un cierto tipo de bacterias, para potenciar el poder de los antibióticos. La idea de estos expertos es profundizar sus análisis al respecto para poder probar su eficacia frente a más microorganismos y, de este modo, proponer el empleo de este conservante no sólo para la industria alimenticia sino también para el ámbito médico.