Ejemplos de cortesía
Entre las buenas costumbres que toda persona debería tener y desarrollar durante toda su vida aparece la cortesía. Se trata de una acción que no sólo demuestra respeto sino también consideración por otra persona. Eso sí: es importante contextualizar cada conducta en la cultura correspondiente ya que ciertos comportamientos pueden reflejar cortesía en algunas sociedades pero ser malinterpretadas en otras.
Una muestra básica de cortesía es el saludo. Al llegar a un sitio, cualquiera sea el contexto y el lugar, es correcto actuar con educación y ser cortés por más que no se conozca a la gente que se encuentra allí.
Otro gesto que puede entenderse como parte de la cortesía es la predisposición para ceder un asiento en un transporte público aún cuando no haya obligaciones. Es decir, si alguien quiere ser cortés, puede levantarse de su asiento y ponerlo a disposición de un anciano, un discapacitado o una mujer embarazada aunque no esté en el sector reservado para esos casos especiales.
Hay empresas, como sucede con ciertas aerolíneas, restaurantes y hoteles, por otra parte, que agasajan a sus clientes con un producto de cortesía. En un local gastronómico puede ser una botella o copa de vino; en un hotel los huéspedes pueden disfrutar un cóctel o desayuno de cortesía; en un viaje los pasajeros pueden recibir bebidas de cortesía, etc. Como un detalle muchas veces sí marca la diferencia, hay compañías que utilizan la cortesía para hacer que los clientes se sientan como en familia y bien atendidos. Obsequiar un café a los comensales, sorprenderlos con un calendario y una golosina al momento de acercarles la cuenta, o a modo de disculpa por algún error cometido hacer un importante descuento en el importe a abonar son parte de las fórmulas cotidianas de cortesía.