Ejemplos de costos fijos
Al analizar el funcionamiento, organización y estructura de una empresa uno puede advertir, entre otras cuestiones, la existencia de costos fijos. En este grupo aparecen todos los ítems que una compañía debe cumplir o abonar más allá de qué nivel de productividad o desarrollo posea.
Es muy importante reconocerlos y tenerlos presente para poder establecer estrategias que apunten a reducir al máximo estos valores que pueden llevar a la firma a una situación crítica en materia de presupuesto si no se los controla ni se los mantiene en un cierto rango.
Entre los costos fijos más comunes, independientemente del rubro de la empresa, aparecen los sueldos (el pago para los empleados), el abono de los servicios públicos (gas, electricidad, agua, telefonía), los impuestos, los medios de distribución o transporte si corresponde, el mantenimiento de equipos o instalaciones y, en el caso de ocupar un lugar no propio, el alquiler de dicho espacio, por indicar algunos de los costos fijos más comunes. Es decir, no importa si la compañía en un cierto periodo vende 1, 2, 100 o ningún producto: los costos fijos suponen para sus dueños gastos que se deben enfrentar sí o sí, sin posibilidad de poder evitarlos.
A diferencia de los costos fijos, los costos variables sí se pueden evitar o reducir al máximo. Por ejemplo: mientras que un empresario no puede evitar abonar el sueldo de sus empleados ni obviar el pago de servicios básicos, sí tiene la posibilidad de suprimir gastos relacionados a la materia prima (puede comprar menos o elegir productos menos costosos), a las comodidades del personal (no es obligatorio, por ejemplo, poner a disposición de los empleados café, microondas o bidones con agua fría), etc.