Ejemplos de cromatografía
Los expertos en Química, a la hora de analizar una sustancia, suelen apelar en el laboratorio a una técnica conocida como cromatografía. Este método, desde un primer momento, fue útil para lograr separar y distinguir las fases de sustancias coloreadas.
Hoy en día, es posible encontrar múltiples aplicaciones de este procedimiento que, en función de las características que presente, puede definirse como una cromatografía iónica, una cromatografía de gases y una cromatografía de líquidos de alto rendimiento. Se trata de una alternativa que brinda la posibilidad de separar con pureza los componentes de una cierta mezcla y/o de establecer la proporción existente de cada componente en dicha muestra.
De acuerdo a los especialistas, la cromatografía de líquidos de alto rendimiento permite separar y depurar los metabolitos de las drogas que proceden de una muestra de orina, purificar compuestos de origen natural y purificar proteínas y enzimas, entre otras posibilidades.
La cromatografía de gases, en cambio, posee aplicaciones en el ámbito de la biociencia (para detectar en la sangre las sustancias contaminantes, por ejemplo), en la Química industrial (para trabajar con hidrocarburos, gases inorgánicos, alcoholes, etc), en los campos de la aromatización y alimentación (para trabajar sobre fragancias, bebidas, azúcares…) y en cuestiones vinculadas al medio ambiente (como el análisis del aire).
En el caso de la cromatografía iónica, se trata de una técnica ideal para analizar aguas y bebidas de consumo, productos vegetales y cárnicos o aguas residuales, por indicar algunas referencias.
Más allá de las precisiones dadas líneas arriba, es interesante tener presente además que se puede aplicar la técnica como cromatografía en capa fina (con una placa inmersa de manera vertical) o en papel (tira de papel de filtro).