Ejemplos de degradación
El acto y consecuencia de degradar se conoce como degradación. Este concepto se suele utilizar en cuestiones vinculadas al arte (para hacer mención, por ejemplo, a la degradación de luz y/o de color frente a una pintura), a la Química, al ámbito militar y a la Física, entre otras áreas y disciplinas.
En la práctica, más allá de hacer referencia a la degradación de los suelos a raíz de la sobreexplotación del terreno, la compactación, la contaminación de origen químico, la salinización del suelo y la erosión acelerada, se apela a esta noción para describir muchas situaciones y fenómenos.
La degradación del ser humano, por ejemplo, se evidencia cuando el individuo pierde rasgos y valores esenciales como la dignidad, su autoestima y el respeto por sí mismo. Esto se potencia a través de maltratos físicos y psíquicos, las autoagresiones, las humillaciones, los sometimientos y las denigraciones, entre otras acciones.
Producto de la digestión intracelular o el accionar de enzimas específicas, por otra parte, se puede generar la degradación de proteínas, un proceso que se conoce con el nombre de proteólisis.
La degradación del plástico es otro proceso que no se puede pasar por alto. En este caso, la reducción natural de este producto que tarda mucho tiempo en desintegrarse es un foco de contaminación que daña tanto el fondo como la superficie de los océanos y provoca problemas irreparables en otros hábitats y suelos ya que numerosos organismos ingieren fragmentos de plástico al confundirlos con comida, tal como ocurre con las tortugas marinas.