Ejemplos de desechos orgánicos
A diario el ser humano genera una gran cantidad de residuos, basura que si no se la trata de manera correcta daña al medio ambiente a través de la contaminación. Para colaborar con el cuidado del planeta, es fundamental por ejemplo que en nuestros hogares separemos los desechos orgánicos (elementos que pueden descomponerse de manera natural) de los inorgánicos (productos que no son biodegradables y que conviene reciclar para evitar que permanezcan durante mucho tiempo dañando a los ecosistemas).
Los desechos orgánicos tienen la particularidad de poder desintegrarse o descomponerse en poco tiempo, convirtiéndose en otras clases de materias orgánicas.
Las cáscaras de los alimentos, la pulpa y las semillas de las frutas, las plumas de las aves, los restos de comida, las hojas secas y ramas que caen de los árboles, el césped que ha sido cortado, los posos de café y el estiércol (o excremento) son los desechos orgánicos más comunes a nivel mundial.
Con la combinación de parte o la totalidad de estos elementos es posible llevar a cabo procesos de reutilización de la basura, la cual puede aprovecharse, con los tratamientos adecuados, para la fabricación de compost (que favorece, nutre y hace más fuerte a la vegetación en su condición de abono orgánico y puede beneficiar a la lombricultura), entre otras actividades.
Ahora que ya aprendimos qué es un desecho orgánico, estamos en condiciones de separar en distintos recipientes la basura que generamos en nuestros hogares o lugares de trabajo y de tomar las medidas necesarias para reaprovecharlos sin que se contaminen entre sí.