Ejemplos de dimorfismo
El concepto de dimorfismo está presente tanto en la Geología (donde describe a la condición que le permite a una sustancia cristalizar en un par de sistemas distintos) como en la Biología, donde identifica al rasgo de vegetales y/o animales basado en dos apariencias o formas anatómicas diversas dentro de una misma especie.
Es muy común, por ejemplo, el dimorfismo sexual. Basta con observar el reino animal para descubrir que entre hembras y machos existen variaciones detectables a simple vista. Hay esta clase de condición en leones y leonas (donde el macho tiene melena y un tamaño más grande respecto a la hembra), así como en casi todas las especies de aves, donde el dimorfismo además de sexual abarca el comportamiento ya que las hembras y los machos no desarrollan las mismas actividades. Cabe destacar además que en las aves también se evidencia un dimorfismo de carácter estacional porque en ambos géneros el color del plumaje varía según atraviesen, o no, la etapa reproductiva.
De buscar otras clases de ejemplos que permitan apreciar más modalidades de dimorfismo, ganarán relevancia los dimorfismos sexuales a nivel cerebral (el hombre tiene a nivel volumétrico un cerebro más grande en relación al de la mujer), los dimorfismos generacionales (se alternan diferentes modalidades de reproducción, como ocurre en la heterogonia presente en cierto tipo de mariposa o en gusanos nemátodos y en la metagénesis, un fenómeno que puede ser observado en celentéreos) y los dimorfismos fúngicos (en hongos que pueden dejar de tener una forma micelial para adquirir una apariencia levaduriforme), por señalar otras posibilidades.