Ejemplos de elegía
El concepto de elegía puede relacionarse al verbo elegir (“En otros tiempos, el niño no elegía su ropa sino que era su madre la que determinaba cómo vestir a su pequeño hijo”, “Me preguntó cuál de las dos propuestas elegía y le dije que prefería la idea de ir al cine”, “Cuando era chica elegía siempre los mismos sabores de helado: frutilla y chocolate”), a la vegetación (hay un género de plantas herbáceas con más de treinta especies que ha sido bautizada como Elegía, tal como sucede con el arbusto originario de Sudáfrica que se conoce como Elegía Fistulosa) o bien al universo literario.
Acerca de esta última posibilidad hay que recordar que se define como elegía a una obra poética enmarcada en el género lírico. En idioma español, por lo general se admiten elegías en verso libre o en tercetos, habitualmente relacionadas a hechos tristes o lamentos por muertes o pérdidas de diversa índole.
A lo largo de la Historia, una gran cantidad de renombrados autores desarrollaron y publicaron elegías. En 1923, por ejemplo, el poeta Rainer Maria Rilke publicó en la ciudad alemana de Leipzig “Elegías de Duino”. Allí hay diez elegías, composiciones donde se hace alusión al amor, la realidad, la figura del héroe y a la perpetuidad de las cosas, entre otros hilos conductores.
A fines del siglo XVI, en tanto, el español Juan de Castellanos creó un poema épico que se dio a conocer bajo el título de “Elegías de Varones Ilustres de Indias”, mientras que Johann Wolfgang von Goethe enriqueció al mundo de las letras con un material bautizado como “Elegía de Marienbad”.