Ejemplos de emociones
El ser humano experimenta a lo largo de su vida un sinfín de emociones. Cabe destacar que, según la definición teórica, una emoción es una reacción efímera pero intensa del ánimo que, por lo general, se acompaña con una conmoción de carácter somático.
Imposible, por ejemplo, no llorar de emoción ante el nacimiento de un hijo o en el marco de un reencuentro con un familiar al que se buscó durante muchos años.
Hay muchos lugares que, a diario, son escenarios de emociones fuertes. Un aeropuerto o una terminal de ómnibus, una sala de partos, un cementerio, una escuela… Las vivencias que nos marcan para siempre están asociadas a las emociones, algunas lindas y otras no: todas, sin embargo, dejan huellas.
Lágrimas de alegría y tristeza pueden mezclarse y desbordar de emociones encontradas, por otra parte, a un jugador de fútbol que se retira de la actividad profesional tras ganar con su club un torneo importante. También el encuentro entre la familia que decidió donar los órganos de un ser querido fallecido y las personas que pudieron salvar sus vidas gracias a ese noble gesto está cargado de emoción.
De experimentar tan fuertes sensaciones en un momento determinado, más de uno se queda paralizado por la emoción y ni siquiera puede, en esas circunstancias, hablar o respirar bien. Por describir otra alternativa emocionante que puede concretarse en la vida real: En el día de su cumpleaños, una conductora de televisión es sorprendida en vivo por sus familiares, incluida su abuela materna que ha viajado desde otro país para ser parte de la celebración.