Ejemplos de empirismo
Para entender el sentido concreto del concepto de empirismo y saber cuáles son sus aplicaciones concretas, es necesario primero repasar la teoría y analizar su definición. De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), se puede interpretar a esta palabra de dos maneras: una como el conocimiento o saber que surge a partir de la experiencia y otra que permite aprovechar el término para identificar al sistema filosófico que se centra en datos obtenidos de la práctica.
A medida que crecemos y acumulamos experiencias, ampliamos nuestros conocimientos, según surge del empirismo. Así, entonces, bastará golpearnos una vez contra una mesa para saber que al chocar con sólidos (independientemente del material con el cual hayan sido diseñados), tendremos un dolor como consecuencia del impacto de nuestro cuerpo contra un objeto. Por supuesto, la intensidad del choque y las partes involucradas darán como resultado cuadros más o menos graves y consecuencias más o menos dolorosas (no es lo mismo tropezarse con un juguete de plástico mientras caminamos por nuestro hogar que estar sentado en un parque y recibir el impacto de una rama gruesa que se desprendió de un árbol cercano).
El acto cotidiano de higienizarnos en la ducha o con un baño de inmersión, asimismo, nos lleva a determinar desde una perspectiva empírica que el líquido moja. No hará falta pensar demasiado, en este marco, para establecer que al no refugiarnos bajo techo durante una tormenta terminaremos mojados por el agua de lluvia o que si se nos vuelca el contenido de nuestra bebida sobre el mantel éste terminará húmedo.