Ejemplos de enzimas
Para comprender qué y cómo es una enzima, así como también para determinar cuál es su función, hay que repasar conceptos teóricos y prácticos que permiten establecer que se trata de una proteína de tamaño variable capaz de catalizar de manera específica cada reacción bioquímica del metabolismo.
Dentro del grupo conocido como metaloenzimas, por ejemplo, aparece la anhidrasa carbónica, capaz de catalizar la conversión veloz de agua y dióxido de carbono a protones y bicarbonato. Se aprovecha en medicamentos con efecto diurético de baja potencia y como beta bloqueador.
En el proceso de glucólisis, en tanto, adquiere protagonismo la triosa fosfato isomerasa, una enzima que se encarga de catalizar el fenómeno que involucra al gliceraldehído-3-fosfato y a la dihidroxiacetona fosfato.
De investigar las particularidades de superóxido dismutasa, por otra parte, descubriremos que esta enzima se presenta en el ser humano en tres modalidades, una en el citoplasma, otra en las mitocondrias y la restante en el líquido extracelular.
Al profundizar nuestros conocimientos sobre esta temática, aparecen como alternativas a tener en cuenta muchas otras enzimas, como los casos de la betalactamasa (generada por ciertas bacterias para ser más resistentes ante la acción de determinados antibióticos), la fumarasa (detectada en forma mitocondrial en el ciclo de Krebs y en forma citosólica al metabolizar fumarato y aminoácidos), la acetilcolinesterasa (localizada en glóbulos rojos y tejidos nerviosos de la especie humana), la amilasa (generada en el páncreas y en las glándulas salivales) y las proteasas o peptidasas (enzimas capaces de romper los enlaces peptídicos de las proteínas), por enumerar otras a modo de referencia.