Ejemplos de factores bióticos
Al analizar las particularidades de un ecosistema uno puede encontrar allí factores bióticos y abióticos. Los del primer grupo mencionado se caracterizan por tener vida pero, más allá de compartir esta condición, no son todos iguales: hay entre ellos muchas diferencias que vale la pena descubrir y tener presente.
Algunos factores bióticos, según señalan los expertos en el tema, son autótrofos o productores. Se trata de seres que tienen la capacidad de sintetizar o elaborar su propio alimento valiéndose de sustancias inorgánicas. Como ejemplo de este conjunto podemos mencionar a las plantas.
También existen factores bióticos enmarcados en la familia de los heterótrofos, cuyos integrantes ingieren comida ya sintetizada. En este contexto adquieren relevancia los animales de diferentes especies, que interactúan con el medio que los rodea para poder subsistir.
Más allá de las categorías mencionadas líneas arriba, existen como factores bióticos los organismos descomponedores. Así se describe a los hongos, las bacterias y las levaduras que se nutren en base a materias orgánicas en descomposición.
No es complicado diferenciar a los factores bióticos de los abióticos: simplemente hay que apelar a la teoría y asociar conocimientos generales. Pensemos, por proponer una alternativa simple, en un campo. En ese entorno conviven ovejas, caballos y vacas, entre otras especies. Ellos requieren alimento y agua para mantenerse nutridos e hidratados. La vegetación (plantas, arbustos, árboles), los insectos, las aves y hasta diversos microorganismos son otros componentes de este ecosistema enriquecido a partir de las interacciones entre seres vivos y, a su vez, de éstos con la naturaleza.