Ejemplos de facturas
Las definiciones que avala la prestigiosa Real Academia Española dan cuenta que una factura no sólo es el documento mercantil que se emite para detallar operaciones comerciales sino también aquel bollo o bizcocho que, en países como Argentina y Uruguay, se ofrece en las panaderías.
Para ejemplificar este término, por lo tanto, no resulta suficiente con detallar las características del material que se completa al vender algún producto y/o servicio porque, en otros contextos, el término ‘factura’ deja de ser interpretado como un comprobante para pasar a tener un sentido gastronómico que seduce, por lo que representa, a más de un ser humano. En otros casos, además, la palabra forma parte de una frase popularizada en algunas ciudades que intenta evidenciar un reclamo.
En la vida cotidiana, este concepto aparece con frecuencia en ambas versiones, tal como se puede apreciar en los siguientes ejemplos:
“Cuando compres el regalo, no olvides pedir la factura” (expresión que apunta a solicitar en un negocio el comprobante de compra)
“Ya encargué una docena de facturas para el desayuno” (enunciado inspirado en los deliciosos productos que pueden elaborarse con dulce de leche o crema pastelera y se venden en las panaderías).
“Mi novio me pasa factura por todo lo que hago” (oración que describe reclamos o un pedido de explicaciones)
“Ese comercio nunca emite facturas”, “Hay que averiguar si la factura que corresponde es la de tipo A,B o C”, “Mi prima siempre acompaña el café con alguna factura”, “Me fascinan las facturas de dulce de leche”, “Voy a pasarle factura a Fátima por no haber venido a mi cumpleaños” y “El peor defecto de Mario es que no deja de pasar facturas” son otros ejemplos que permiten apreciar el uso de la palabra ‘factura’.