Ejemplos de fatiga
A nivel general, cuando se apela al concepto de fatiga se apunta a describir un cuadro de agotamiento, cansancio y extenuación. “Le recomendé hacer un chequeo médico porque se fatiga con facilidad y está perdiendo peso”, puede expresar alguien que ve débil a un familiar o amigo.
Los futbolistas, por su parte, suelen presentar en algún momento de sus carreras como deportistas profesionales cuadros de fatiga muscular que los obliga a suspender entrenamientos o a bajar el nivel de exigencia (no formando parte del plantel titular, por señalar una alternativa común) para evitar lesiones mayores.
Asimismo, los médicos acostumbran tratar casos de pacientes con fatiga respiratoria, una dificultad que puede surgir por numerosas razones y que se caracteriza por la falta de aire. Un ataque de asma o el llamado mal de altura son parte de los desencadenantes de esta clase de fatiga o cansancio que se concentra en la respiración.
Distinto es el síndrome de fatiga crónica, ya que se trata de una enfermedad de carácter neurológico capaz de dañar de modo progresivo a diversas partes del organismo: el sistema endocrino, el sistema inmunitario, la zona cardiovascular, etc.
Lejos de las cuestiones vinculadas a la salud de un ser vivo, aparece la categoría de fatiga de materiales. Esta expresión intenta identificar a una tendencia experimentada por materiales bajo cargas dinámicas de características cíclicas a romperse con mayor facilidad respecto al comportamiento frente a las cargas estáticas. Pueden surgir, en este contexto, fatigas térmicas por la variación de la temperatura que incide sobre el material o fatigas con corrosión que pueden generar grietas en el material en cuestión.