Ejemplos de fermentación
La fermentación es resultado del acto de fermentar. Cuando centramos la atención en este término descubrimos que existen muchas modalidades en relación a este proceso y una gran cantidad de productos (algunos de ellos, de consumo frecuente) que surgen a partir de este fenómeno.
El vinagre, por indicar un caso fácil de reconocer a nivel general, surge a partir de la fermentación ácida (o acética) del vino. Y ya que hacemos alusión al vino, no podemos dejar de mencionar a la fermentación alcohólica, que también es necesaria para obtener cerveza. En la elaboración de la primera bebida mencionada, a la cual mucha gente elige para acompañar sus comidas, puede haber fermentación industrial y fermentación natural. La fermentación del arroz, por otra parte, es fundamental para la obtención del sake.
De analizar las aplicaciones de la fermentación láctica, en cambio, ganarán relevancia la leche (que se acidifica gracias a este proceso) y el yogur. El queso crema es otra muestra de los resultados de este método.
Para complementar los datos aportados líneas arriba, agregaremos como productos resultantes de alguna clase de fermentación a la sidra, al whisky, al kéfir, al chucrut, al tofu encurtido o fermentado, al pan y a la salsa derivada de pescado fermentado que se emplea como condimento. Como resulta evidente, se necesita que el proceso de fermentación se lleve a cabo para poder deleitarnos con ciertas delicias culinarias o bebidas infaltables a la hora del brindis que, por supuesto, en ambos casos hay que consumir con moderación para evitar consecuencias indeseadas.