Ejemplos de figuras retóricas
Hay varios conceptos que ya hemos ejemplificado en este sitio, tal como se advierte al repasar el archivo. Entre ellos se pueden encontrar por separado datos sobre figuras y sobre retórica. Hoy, a fin de proporcionarles información que los ayude a enriquecer sus discursos o modos de expresión con recursos propios del lenguaje literario, haremos foco en las figuras retóricas, combinando las dos palabras señaladas al inicio del artículo.
Existen muchas opciones dentro del conjunto de las figuras retóricas. Entre ellas aparece la elipsis, una alternativa que invita a omitir algunos vocablos por cuestiones de estilo. Por ejemplo: un poeta puede elegir desarrollar un verso apelando a la elipsis. “Yo buscaba su amor y ella, mi dinero”, podría ser un caso donde se evita el verbo buscar en la última parte de la estructura.
El quiasmo es otra figura retórica. La repetición es la base de este recurso. Podemos lograr quiasmo al reiterar la disposición de sustantivo y adjetivo: “Árboles frondosos, jugosos frutos”.
También es una figura retórica la perífrasis, una figura de pensamiento que propone rodeos para no tener que caer en expresiones estereotipadas usuales, aprovechando en este marco varias palabras que permiten aludir a algo o alguien sin mencionarlo de manera explícita. Para evitar pronunciar o dirigir la atención de modo directo a la idea de perro, alguien expresa: “El mejor amigo del hombre tiene cuatro patas” o “Ángeles sin alas pero con cuatro patas y colita”.
La anáfora es otra de las figuras retóricas a tener en cuenta. Gracias a ella, se pueden reiterar palabras o frases al comienzo de un enunciado o verso: “Siento que eres demasiado para mí, siento que mereces ser feliz, siento que deseo ser digno de ti”.