Ejemplos de focalización
El acto de focalizar, es decir, de centrar, dirigir o concentrar pensamientos o cosas en algo específico, se define como focalización.
Quienes se especializan en Literatura, por su parte, vinculan a este concepto con la escritura narrativa ya que, en ese marco, el narrador puede ofrecer distintos niveles de información en relación al relato. Se hace alusión a la focalización interna, por ejemplo, cuando el nivel de conocimiento de la voz narrativa tiene limitaciones. Esto se aprecia en tramas donde el personaje nos cuenta sus propias vivencias o hay un narrador que es testigo o protagonista (“Cuando yo llegué ya todo había terminado: la puerta estaba abierta y mi hermana, ensangrentada, balbuceaba y se quejaba del dolor. Al mismo tiempo señalaba hacia arriba con desesperación, tal vez tratando de indicar que el o los atacantes habían escapado por la terraza. No sé qué sentía ella en ese momento, pero yo quedé en shock y solo atiné a salir corriendo”).
La focalización externa es otra posibilidad al armar una historia. En este marco, la voz narrativa tiene un grado de conocimiento más bajo respecto al de los personajes por eso el narrador es ajeno al relato: se limita a describir lo que percibe con sus sentidos. (“La mujer, de unos treinta años de edad, está herida. Un vecino intenta asistirla, mientras que otro llama a la policía y una tercera persona trata de contener a un niño que no debe llegar a los cuatro años de vida. Tal vez sea el hijo de la víctima, o un sobrino, no lo sé… Pero sí advierto que ese pequeño está conmocionado: su rostro refleja pánico y su comportamiento, angustia”).
La focalización espectatorial, por último, es una alternativa que por lo general se asocia al cine. En este caso los personajes desconocen la información que la voz narrativa le ofrece al espectador: de ahí nace el suspenso porque el protagonista no sabe lo que le puede llegar a ocurrir…