Ejemplos de fonemas
Para poder reconocer qué y cómo es un fonema en la práctica, primero es necesario repasar la teoría para refrescar conocimientos o incorporar saberes.
La definición avalada por la Real Academia Española (RAE) establece que un fonema se caracteriza por ser la unidad fonológica básica que no puede ser descompuesta en segmentos menores. Cada lengua posee una cantidad limitada (y por lo tanto, finita), de fonemas.
En el idioma español podemos encontrar, por señalar algunas posibilidades a modo de referencia, fonemas obstruyentes bilabiales sonoros (equivalentes a las grafías w, v y b), un fonema africado palatal (al cual corresponde la grafía ch), fonemas oclusivos velares sordos (en los cuales adquieren relevancia las grafías qu, k y c) y fonemas fricativos velares (con grafías j y g).
El alófono ‘a’, por su parte, permite apreciar las características del fonema vocálico de apertura máxima, mientras que el alófono ‘d’ sirve para identificar al fonema obstruyente coronal-alveolar sonoro. El alófono ‘e’, en tanto, está vinculado al fonema vocálico palatal de apertura media, así como el alófono ‘i’ nos conduce hacia un fonema vocálico palatal de apertura mínima. Las vocales restantes, es decir, ‘o’ y ‘u’, surgen de un fonema vocálico velar de apertura media y de un fonema vocálico velar de apertura mínima, respectivamente.
El caso de la ‘z’ en español es especial. Si bien en ciertas lenguas habladas representa a un fonema fricativo alveolar sonoro, en nuestro idioma no aparece este sonido pero sí la grafía ‘s’, siendo un fonema fricativo alveolar sordo. La excepción es la zeta de Castilla o española, que da lugar a un fonema fricativo dental sordo.