Ejemplos de frutos
Si prestamos atención al lenguaje, nos sorprenderemos al tomar conciencia del amplio y diverso uso práctico que tiene, por ejemplo, el concepto de fruto.
A la hora de preparar un postre, por señalar una posibilidad, alguien puede apostar por un brownie o torta con salsa de frutos rojos o elaborar cupcakes de vainilla y frutos del bosque (arándanos, frambuesas, frutillas, grosellas, guindas, etc), mientras que otro puede aportar a la mesa dulce un budín inglés con frutos secos (como almendras, nueces, pistachos, castañas, avellanas, etc). Para el menú principal, es posible tener en cuenta alternativas como el risotto con frutos de mar y tinta de calamar.
Si pensamos en frutos carnosos, por otra parte, adquieren relevancia las bayas (entre las que aparecen la calabaza, el tomate y la uva) y las drupas (como las cerezas, los melocotones y las aceitunas, por enumerar algunas opciones a modo de referencia).
Más allá de aprovechar la noción para identificar a ciertas clases de comestibles, en la vida cotidiana podemos utilizar esta palabra como sinónimo de consecuencia o resultado. Así se aprecia en expresiones como “Este reconocimiento laboral es fruto de tu esfuerzo y tu compromiso”, “Les presento al fruto del amor entre mi hermana y mi cuñado, mi sobrino Nahuel”, “Estas medidas son fruto de un acuerdo entre legisladores pertenecientes a distintos bloques políticos”, “El incremento de la inseguridad en la región es fruto de la inoperancia de las autoridades”.
A nivel religioso, por describir un último caso, se señala a la manzana como el fruto prohibido.