Ejemplos de ilusiones
Las ilusiones no sólo son sueños que animan a personas de todas las edades a actuar con la esperanza de hacer realidad ese espejismo, sino que también son conceptos, imágenes o representaciones que sugiere la imaginación o son provocados por una distorsión de la percepción sensorial.
Según el campo afectado del cuerpo humano, las ilusiones pueden ser clasificadas como mentales, ópticas, auditivas o bien como ilusiones del olfato, gusto o tacto.
Los magos, por ejemplo, son artistas que se valen de distintas técnicas y trucos para generar efectos ilusorios que cautiven y asombren al público. El escapismo, por ejemplo, es una práctica basada en la capacidad de un mago para librarse de eventuales obstáculos (esposas, chalecos de fuerza, cajas, jaulas cerradas con candado, etc.) en un determinado lapso de tiempo y sin ayuda externa. Por supuesto, no es más que una ilusión porque se trata de una puesta en escena para generar impacto, pero quienes la observan resultan engañados ya que pese a parecer algo imposible de lograr, el escape se concreta aunque ellos no sepan cómo.
Otra clase de ilusión vinculada al ámbito mágico es la del cuadro de “mujer aserrada”, un truco que da la sensación de que el cuerpo del voluntario ha sido cortado por la mitad.
Claro que no hace falta la presencia de un mago o ilusionista para provocar una percepción errónea de la realidad: con imágenes que estimulen el sistema ocular o el cerebro también se pueden generar extraordinarias ilusiones.
Con este recurso, un artista puede condicionar las apreciaciones del público para que se convenza de que la forma, el color, la dimensión o la perspectiva de la figura observada es de una determinada manera cuando, en realidad, es de otra.
En el armado de productos cinematográficos, por ejemplo, las ilusiones ópticas permiten a los desarrolladores crear efectos especiales y hacer creer a partir de ellos que algo es real cuando no lo es.