Ejemplos de ironía
Una ironía (término procedente del latín ironīa) es una burla fina y disimulada, aunque el vocablo también sirve para nombrar al tono burlón con que se puede hablar y está entendido como una figura retórica basada en dar a entender lo opuesto a lo que se dice.
Según las características que presente la ironía formulada, este recurso puede ser definido como ironía socrática, ironía cómica, ironía romana, ironía verbal e ironía trágica.
Si bien la ironía puede aplicarse a numerosos contextos y situaciones, a continuación describiremos unos pocos casos sólo para dejar en claro qué particularidades presenta un comportamiento irónico concreto.
Así, entonces, se puede recrear un posible diálogo entre dos personas donde se apela a la ironía:
– Jorge me felicitó por haber cumplido los objetivos del mes.
– Y claro, ¡¿cómo no te va a elogiar si es evidente que sos su empleada preferida?!
– No es así, no hace diferencias…
– Ah, cierto. Cuando un hombre halaga a una mujer sólo es por cuestiones profesionales, sin otras motivaciones…
Asimismo, la ironía puede servir para restarle importancia a un enojo o bien provocar una pelea como consecuencia del humor y el sarcasmo utilizados:
– ¡Me cansé, con ustedes no juego más porque no me la pasan nunca!
– Chicos, no sean malos: dejen que Messi muestre su habilidad…
– ¡Basta!
– Ay, cuidado que Marianito se enoja y nos quedamos sin goleador. Andá, no sos imprescindible y como no estamos a tu altura, mejor jugamos en equipos separados y listo.