Ejemplos de licuación
Se define como licuación (vocablo con origen en el término latino liquatĭo) al acto y resultado de licuar. Este verbo, según reconoce el diccionario de la Real Academia Española (RAE), también deriva del latín y refiere a la acción de llevar una sustancia gaseosa o elemento sólido a estado líquido.
En la licuación toman un rol trascendente la presión y la temperatura, ya que es necesario someter a la sustancia a elevados niveles térmicos para generar un incremento de su presión y, de este modo, provocar una sobrepresión que derive en una transformación que ofrezca como resultado una sustancia líquida.
Una de las licuaciones más habituales es la de diversas clases de gases, un procedimiento que permite producir aire líquido. El gas natural, en este marco, se licúa para facilitar su traslado (con un volumen menor al original y bajo una temperatura de -161º) y aprovechamiento.
Entre todas las sustancias aptas para la licuación aparecen el cloro (que se licúa para ayudar a purificar el agua y blanquear pastas de papel, entre otras cuestiones), el ya mencionado aire (para obtener oxígeno, argón y nitrógeno de forma separada) y el helio, por citar algunos casos concretos.
Cabe resaltar que, como consecuencia de un fenómeno de gran magnitud como lo puede ser un terremoto, una parte de la superficie terrestre también puede experimentar un proceso de licuación y transformarse, por lo tanto, en un líquido de peso y consistencia considerable. Esta situación, dicen los expertos, es consecuencia de la influencia de una poderosa carga externa, en especial si la fuerza se concentra sobre suelos jóvenes.