Ejemplos de malos hábitos
Así como existen los hábitos saludables y recomendables para llevar una vida sana y ordenada, hay malos hábitos que atentan contra el bienestar del ser humano e, incluso, pueden llegar a afectar de manera negativa al entorno.
Tener adicciones o costumbres que perjudican la salud como el fumar o el beber alcohol en exceso, priorizar la comida chatarra en vez de adoptar una dieta equilibrada o saltear comidas, escuchar música a todo volumen, mentir para tener beneficios, hablar mucho sin detenerse a pensar qué se dice y cómo se transmite el mensaje, dormir poco y comerse las uñas son parte del enorme y diverso listado de acciones que influyen de modo negativo en la calidad de vida.
Los malos hábitos pueden comenzar a desarrollarse a cualquier edad: la educación, la contención y la asistencia de familiares y amigos es clave para, una vez adoptados, poder tener las herramientas y la voluntad para superarlos con cambios positivos que mejoren la realidad propia y, por extensión, la de la gente que rodea a quien lleva una existencia desordenada con rutinas poco propicias.
Del día a día se desprende que los malos hábitos pueden estar relacionados a cualquier aspecto de la vida: a nivel personal, se puede considerar como un mal hábito el llegar siempre tarde a todos lados, mientras que en el plano profesional hay malos hábitos que repercuten en el desempeño del trabajador, quien puede ver disminuido su rendimiento laboral por estar todo el tiempo atento al móvil o conectado a las redes sociales, por señalar algunos casos a modo de referencia.