Ejemplos de materiales biodegradables
Un material es biodegradable, según la teoría, cuando se descompone a lo largo del tiempo por acción de agentes biológicos en un ámbito natural. La ciencia hace investigaciones frecuentes al respecto para descubrir y generar productos biodegradables que resulten útiles para múltiples actividades y áreas de trabajo.
La universidad italiana de Florencia y el grupo español de Tamices Moleculares y otros Nanomateriales perteneciente a la Universidad de Cádiz, por ejemplo, ha logrado un material biodegradable a base de nanopartículas de sílice y ácido poliláctico que, por poseer la capacidad de repeler el agua, puede tenerse en cuenta como revestimiento para restaurar y proteger edificaciones de gran valor histórico.
En base al almidón de mandioca, por otra parte, investigadores argentinos trabajan en el desarrollo de empaques biodegradables para reemplazar al plástico a la hora de envasar frutas y verduras, por ejemplo.
Inspirados en desechos de plátanos, en tanto, dos españoles han creado un producto ecológico, resistente, ligero y cien por ciento biodegradable que podría reemplazar tejidos, maderas y otros materiales por sus propiedades térmicas y por ser un buen aislante acústico.
Tampoco se puede dejar de resaltar que, en Europa, se ha obtenido un biopolímero elaborado a partir del uso de suero de leche. La idea de este descubrimiento es poder fabricar envases biodegradables para productos lácteos.
En el Instituto Politécnico de Leiria ubicado en Portugal, por otra parte, se ha originado un material biodegradable apto para tratar lesiones o fracturas óseas que contribuye a restaurar el hueso y que, con el tiempo, es absorbido por el tejido nuevo.