Ejemplos de moléculas orgánicas
Las moléculas orgánicas son compuestos químicos que tienen la particularidad de ser combustibles, es decir, pueden quemarse y arder. En este conjunto se reconocen dos categorías: el de las moléculas orgánicas de origen natural (conocidas como biomoléculas, son aquellas que sintetizan los seres vivos) y el de las moléculas orgánicas artificiales (aquellas que sintetiza o desarrolla el ser humano).
A la hora de buscar ejemplos de moléculas orgánicas, aparecen como opciones a tener en cuenta el vinilo (radical que abarca a un grupo vinilo), los aminoácidos (donde es posible reconocer un grupo amino y un grupo carboxilo), los polinucleótidos (como los casos del ARN y del ADN, por señalar dos posibilidades a modo orientativo), la ribulosa (parte del conjunto de los monosacáridos y de tipo glúcido) y el lactato de 2-etilhexilo (una molécula orgánica del conjunto de los ésteres aprovechada como disolvente polar semiacuoso para la limpieza de metales).
Claro que las alternativas no se limitan a estas enumeraciones: el ciclopentil metil éter, por indicar otro caso, es una molécula orgánica que está formada por un anillo de cinco átomos de carbono y un grupo metilo que se unen a través de un átomo de oxígeno. El ácido 1,3-bisfosfoglicérico, en tanto, se caracteriza por ser una molécula orgánica que puede ser encontrada en prácticamente todos los seres vivos: se compone de tres carbonos y funciona como intermediario metabólico tanto en el marco de la fotosíntesis (por el ciclo de Calvin) como en la respiración celular (durante la glucólisis), según indican los expertos en el tema.