Ejemplos de monómeros
Para poder reconocer en la práctica qué y cómo es un monómero, primero hay que tener bien presente la definición de esta noción. La teoría establece que se conoce así a una molécula de masa molecular pequeña que, a través de enlaces químicos que por lo general son covalentes, se une a una gran cantidad de otras moléculas similares dando lugar a macromoléculas. Con frecuencia, además, este concepto se aprovecha para identificar a las moléculas orgánicas que dan origen a polímeros de perfil sintético.
Otro dato interesante a tener en cuenta que las moléculas compuestas por una escasa cantidad de monómeros reciben el nombre de oligómeros.
Los polisacáridos, por señalar un caso específico a modo de referencia, son polímeros conformados por la unión de monómeros conocidos como monosacáridos gracias a enlaces glucosídicos.
La serie de monómeros bautizados como nucleótidos que quedan vinculados entre sí por enlaces fosfodiéster, por su parte, dan origen a los polímeros llamados ácidos nucleicos, mientras que al asociarse por enlaces peptídicos muchas unidades estructurales simples repetidas en serie llamadas aminoácidos surgen las proteínas, biopolímeros que poseen nitrógeno, hidrógeno, carbono y oxígeno, además de azufre en la mayoría de los casos.
Al buscar otros ejemplos de monómeros, uno tiene la posibilidad de conocer o recordar también las particularidades de la luciferasa, la acrilamida (monómero de vinilo que se aprovecha en la práctica para fabricar derivados del papel, por señalar una alternativa) y de la enzima de levadura (en la cual se reconocen a poco más de 290 aminoácidos), entre otros.