Ejemplos de otredad
El ámbito filosófico establece que el reconocimiento del prójimo como un individuo distinto, como un otro diferente a uno, se define como otredad.
Esta palabra, según se advierte al repasar sus usos artísticos, ha sido aprovechada por el poeta Missael Duarte Somoza en su libro “Lienzos de la otredad”, por Claribel Alegría para lanzar una obra denominada, simplemente, “Otredad” y en la propuesta teatral “El gato, el tiempo y la otredad” que se inspira en la figura de Julio Cortázar. En suelo mexicano, por otra parte, se llevó a cabo durante abril de 2014 un seminario de investigación en Filosofía Social con entrada libre que se dio a conocer bajo el nombre de “La otra voz. La otredad en Octavio Paz”.
En la vida cotidiana, la otredad tiene una gran influencia sobre la propia identidad, ya que al observar al otro y descubrir similitudes y diferencias con uno mismo cada individuo puede reafirmar su esencia y distinguir todo aquello que lo vuelve único, un ser distinto respecto al otro. La otredad nos puede llevar a alejarnos de la idea de igualdad y, por desconocimiento, a dejarnos inundar por prejuicios e impulsos de discriminación por cuestiones raciales, ideológicas o, sencillamente, porque el prójimo es un ser con el cual no nos identificamos ni reconocemos: lo importante es que crezcamos como personas y ejercitemos la tolerancia, respetando al de al lado y asumiendo que nadie es igual a otro pero que las diferencias no tienen por qué ser motivo de enfrentamiento, rechazo o indiferencia.