Ejemplos de packaging
En el mundo publicitario, el universo creativo y en todo sector relacionado al marketing, ‘packaging’ es un concepto muy presente y condicionante. Aunque no esté incluido en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), este vocablo tiene peso propio porque de él depende que un producto pueda ganarse la atención o el rechazo de los consumidores.
Traducido al vocabulario común, podría definirse al packaging como el embalaje o envoltorio de una determinada cosa. A partir de esta definición, entonces, es fácil deducir que el packaging contempla a las etiquetas, cajas, plásticos, bolsas y a todo aquello que se aproveche para presentar de la mejor manera a un determinado producto.
De acuerdo a quienes diseñan packaging, éste no se limita a estimular el sentido de la vista de los consumidores y a crear impacto sino que, de haber sido bien desarrollado y explotado, también proporciona información sobre el producto, ayuda a protegerlo, hace más sencillo su traslado y sirve como fuente de almacenamiento sin que ello represente ocupar grandes espacios.
Una caja de tonalidad marrón con forma de tostada, por ejemplo, podría ser un packaging ideal para rodajas de pan lactal, mientras que una botella que reproduzca las formas de un vestido o de una corbata sería un buen packaging para comercializar aromatizantes textiles que perfumen la ropa. De buscar ideas más formales, se podría pensar en un packaging para regalos corporativos, donde entren en juego las cajas minimalistas y los detalles elegantes que identifiquen a la empresa y, al mismo tiempo, impacten a quien recibe el obsequio desde su presentación.