Ejemplos de parónimos
El concepto de parónimo, según informa el diccionario de la Real Academia Española (RAE), posee raíces en un vocablo de origen griego y sirve para identificar a las palabras que, por su estructura, su procedencia o su manera de ser pronunciadas, se asemejan entre sí.
Cabe resaltar que, pese a poder ser confundidos a simple vista por sus similitudes etimológicas, los parónimos no comparten el significado ni pueden reemplazarse unos a otros en el marco de un mensaje.
Para ayudarlos a comprender mejor la teoría, a continuación complementaremos la información de los párrafos anteriores con ejemplos concretos de casos de parónimos.
Son parónimos, por citar algunos casos a modo de referencia, expirar y espirar; absorber y absolver; raíz y maíz (“A ese árbol lo cortaron de raíz” / “Esta receta lleva 200 gramos de maíz”); bata y bate (“Me regalaron una bata muy linda” / “Lo golpearon con un bate de béisbol”); ovejas y abejas (“La lana se obtiene de las ovejas” / “La miel la producen las abejas”); baño y paño; pela y tela; aptitudes y actitudes; adoptar y adaptar; noche y coche; gato, rato y pato; veraz y verás; cuchilla y cuchillo; adicciones y adiciones; desvelar y develar; desarmado y desalmado; respecto y respeto.
De indagar más en el conjunto de los parónimos, además de los mencionados líneas arriba podremos incluir como ejemplos a perjuicio y prejuicio; loza y moza; caliente y valiente; jugar y juglar; sexta y secta; coser y toser; padrón y patrón; haya y maya; vaso, mazo y paso; recta y repta; lenta y menta; precio y necio; silla y milla, etc.