Ejemplos de pensamiento convergente
El psicólogo norteamericano Joy Paul Guilford, un profesional que a lo largo de su trayectoria se dedicó a analizar la inteligencia, fue quien impulsó la idea de pensamiento convergente como concepto opuesto al de pensamiento divergente.
Como no siempre un mismo problema se resuelve mentalmente de una única manera, resulta interesante estudiar las estructuras de pensamiento y aprender a identificar qué clases de esquemas puede desarrollar un ser humano a la hora de poner en funcionamiento su mente y arribar a una solución o conclusión. Por esa razón, en esta oportunidad haremos hincapié en las particularidades del ya mencionado pensamiento convergente.
Según señalan los expertos, el pensamiento convergente se manifiesta frente a la capacidad para responder de forma correcta a interrogantes estandarizados que no exigen demasiado esfuerzo ni obligan a hacer uso de la creatividad.
Para estimular el pensamiento convergente y ponerlo a prueba se suelen confeccionar, en ámbitos académicos y en entornos donde se evalúan las habilidades de un individuo por razones de trabajo, sondeos o examinación psicofísica, esquemas basados en preguntas de opción múltiple.
De preguntarse cuánto es dos más dos, por citar una posibilidad, no habrá espacio para la flexibilidad o el uso del ingenio ya que la respuesta es única y concreta: cuatro. Lo mismo si se consulta por la ubicación de un órgano dentro del cuerpo humano o el número de una ley: ante casos como éstos, el pensamiento convergente aparece como opción ya que no es posible imaginar y proponer otras soluciones más innovadoras y creativas, como sí ocurre en otros contextos.