Ejemplos de pensamiento mágico
Para poder entender qué y cómo es en la práctica el denominado pensamiento mágico, primero es importante saber qué dice la teoría en relación a esta expresión. De acuerdo a la definición, se trata de una manera de pensar de carácter universal que gira en torno a ideas irracionales, creencias populares de contenido sobrenatural y supersticiones. No hay para esta clase de pensamientos respaldos empíricos fuertes ni explicaciones racionales.
El pensamiento mágico, por detallar un caso específico a modo de referencia, puede llevar a alguien a convencerse de que los gatos negros son sinónimo de mala suerte. Con este argumento, el individuo explica, por ejemplo, que se fracturó una pierna por culpa de uno de estos felinos oscuros que se cruzó en su camino, aunque la realidad objetiva sea que esa lesión se generó por pisar una baldosa floja en un día de lluvia y caer fuertemente al suelo.
También pueden asociarse al pensamiento mágico las ilusiones que en la infancia tenemos en torno a Santa Claus y los Reyes Magos, una ideología que lleva a los niños a pedir con esperanza diversos obsequios para que bondadosos señores cumplan sus deseos.
A lo largo de la Historia, además, a partir de los relatos infantiles se expandió el pensamiento mágico de vivir como en un cuento de hadas: por eso muchas mujeres con esta fantasía sueñan con conocer a un príncipe azul que les haga vivir una vida perfecta, aunque la realidad les demuestre día tras día que ese hombre ideal y esa existencia despojada de problemas no existen.